Sociólogo francés (19 enero 1798-5 septiembre 1857)
Positivismo
El
positivismo surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, su nombre
proviene de la idea de utilizar para la investigación filosófica los métodos y
resultados de la ciencia positiva.
En sus
orígenes el positivismo tuvo como fundador a David Hume, siendo a la postre su
principal representante Augusto Comte.
Augusto
Comte abandonó la especulación filosófica de lo sobre natural en favor de la
investigación científica.
Según Comte,
el conocimiento de todos los temas, debería estar en relación directa con la
evidencia empírica (la experiencia sensible).
El estudio
sistemático de Comte de la estática y dinámica de la sociedad sentó las bases
de la sociología moderna, a la cual en un principio llamó “física social”.
Postulado y características
En su obra
“Curso de filosofía positiva” fijó el principio básico del positivismo:
“No existe
otro conocimiento que el empírico, el que se funda en los hechos y formula
leyes de coexistencia y relación de fenómenos”.
Menciona que
al limitarse a la observación de la realidad “no conocemos los fenómenos, sino
las apariencias de las cosas”.
Así mismo,
dice que: Toda metafísica (el hecho de limitarse a la simple observación de los
hechos generales de las cosas) es un intento inútil y estéril, carente de
sentido.
El único
método válido para Comte es el de las ciencias experimentales o ciencias
positivas.
Los tres
estados del positivismo
Todas las
ciencias deben recorrer en su desarrollo tres fases o estados:
ü
Estado
Teológico: provisional y preparatorio, en el que la mente busca las causas
y principios de las cosas; en lo más profundo, lejano e inasequible, es decir
en poderes divinos.
En ese estado, en el que predomina la imaginación,
corresponde – como dice Comte – a la infancia de la humanidad.
ü
Estado
Metafísico: Crítico y de transición, en el que se intenta explicar la
naturaleza de los seres sin recurrir a agentes sobrenaturales, sino en
identidades abstractas (métodos filosóficos).
Este estado correspondería a la pubertad histórica
de la humanidad.
ü
Estado
positivo: Es en el que la mente se atiene a la realidad: a las cosas o
hechos. El positivismo solo busca hechos y leyes, se ajusta a lo positivo, a lo
que es y existe, es decir, a lo que está puesto o dado en la realidad.
Las ideas
de orden y progreso
Las raíces
del pensamiento sociológico de Comte se encuentran en Montesquieu, de quien
toma el determinismo de los hechos históricos, en los que la constancia de
relaciones permite descubrir leyes sociológicas, y en el pensamiento de
Marie-Jean de Caritat, conde de Condorcet, de quien toma la ley de progreso
humano:
Para el
conde de Condorcet, el progreso humano debe recorrer diez etapas, que elevarían
sucesivamente a la especie humana sobre la oscuridad de la ignorancia por medio
de las luces del porvenir.
La idea de
orden, se refiere a la unidad sistemática de la sociedad en una época
determinada, a la estructura que le da estabilidad y firmeza.
La idea de
progreso, por el contrario, muestra el paso de un orden determinado a otro.
Las dos
ideas conjuntamente permiten valorar todas las etapas por las que ha pasado la
humanidad a lo largo de su desarrollo histórico.
Influencia del positivismo en México (1867-1910)
El
positivismo tuvo gran aceptación entre muchos personajes del triunfante
movimiento republicano, ya que se adecua políticamente a una posición
continuadora del liberalismo.
Según los
positivistas mexicanos, la ley de los tres estados se había cumplido en México:
·
La colonia, el estado teológico
·
La lucha contra la colonia, el estado
metafísico.
·
Con la Reforma y la República se había llegado
al estado positivo
Después de
la lucha contra la Colonia la burguesía mexicana buscaba orden en la sociedad a
cualquier precio, por lo que su principal lucha era con los liberales y
conservadores que se empeñaban en sostener ideas anárquicas, las cuales eran
efectivas para destruir un orden, pero nunca para construirlo.
Este combate
tuvo efecto en varios aspectos de la realidad social mexicana que aun hoy puede
sentirse en todos los niveles y principalmente en los educativos: programas y
proyectos de educación, ciencia e investigación.
Durante los
años de fiebre positivista los políticos formados en estas ideas, al igual que
los científicos, trataron de poner orden y lograr entonces la estabilidad
social.
Defendían
con tal ahínco el positivismo y la metodología científica que el pueblo les
propinó el mote del partido de los científicos.
Gabino
Barreda, personaje crucial del positivismo en México, fundó la escuela nacional
preparatoria, cuna de las nuevas ideas y gran semillero de los hombres
influyentes del país.
Los
preparatorianos llegaron a ser en poco tiempo líderes de la administración
pública y directores de la actividad intelectual.
A medida que
se avanzaba en la primera década del siglo XX, las aplicaciones de las
doctrinas del positivismo iban brindando sus frutos.
La idea
fundamental en que se apoyaba el positivismo en México era la concepción de
orden, basada en un equilibrio y jerarquía de los diversos estratos sociales.
Según Gabino
Barreda, el positivismo llegó a significar tanto para México que incluso en los
tres colores de la bandera, podía percibir los tres principios del lema de
Comte, con una ligera variante: Libertad, orden y progreso.
Así mismo
también se veía reflejado este lema en la frase que marcó el proceder del
Porfiriato: “Orden y Progreso”.
Benito
Juárez sin darse cuenta junto con varios de sus más cercanos colaboradores
liberales, llevaron a cabo parte del desarrollo del positivismo en México.
Un ejemplo
de esto serían las leyes de Reforma, las cuales se basan en muchas ideas de
positivistas: la separación iglesia-estado, la nueva forma de impartir la
educación en México, siendo esta ya meramente científica y no religiosa o
basada en creencias.
A su vez,
Porfirio Díaz puede ser considerado como un digno representante de algunos
aspectos del positivismo, ya que es cuando el país logra el mayor nivel de
Orden y Progreso.
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